jueves, 18 de enero de 2018

DESDE LOS FUNERALES CON HONOR EN TROYA HASTA LA DESAPARICIÓN DE LOS MUERTOS EN LA VENEZUELA REVOLUCIONARIA...


Los protagonistas de la Ilíada y la Odisea son nobles guerreros que, a través de la muerte, obtendrán la gloria del héroe gracias al valor y al coraje demostrados en la lucha; unos funerales espléndidos y públicos colaborarán en otorgarles el kleos, la fama, que los inmortalizará en la memoria colectiva.
 Oscar Pérez,Ex Inspector del CICPC, Cuerpo de Investigaciones Cientificas, Penales y Criminalisticas, ex integrante del grupo BAE, lo mismo que es el SWAT en USA, se declaró en rebeldia en contra del Gobierno de Nicolás Maduro el 27 de Junio del 2017, Dia del Periodista, cuando sobrevoló  desde un helicóptro del CICPC el Tribunal Supremo de Justicia con una gran pancarta con el articulo 350 de la Constitución de Venezuela....Desde ese momento pasó a la clandestinidad con otros policias del mencionado organismo  y el gobierno lo calificó de TERRORISTA y el 15 de enero del 2018 fue ejecutado extrajudicialmente con su grupo en El Junquito, Caraca, a pesar de haberse rendido y diciendo que se iba entregar....De todo esto hay suficiente material filmado y fotografias en las redes sociales, y que el mismo Oscar Pérez publicara poco antes de ser asesinado....
Asi quedó destrozada con lanzagranadas la casa de El Junquito, Caracas, en donde estaba enconchado el ex Inspector del CICPC Oscar Pérez con otros ex compañeros de trabajo que también fueron asesinados,  a pesar de haberse rendidos todos y señalando que habian civiles en ese hogar...Habia una joven mujer en el lugar, que también murió....Hasta la fecha de este escrito,no se sabe cuál será el destino de los restos de Oscar Pérez y de varios de su  grupo....El Gobierno se  niega entregarlos y de hacerlo,dicen que luego de ser cremados, lo que es ilegal,porque la cremación es una decisión exclusiva de los seres queridos de un difunto y de más nadie, y en casos de accidentes, suicidios  o muertes violentas como es el caso de Pérez,NO puede cremarse un cuerpo...

Historia de los sagrados rituales de los funerales desde Homero en Grecia, hasta el irrespeto de los muertos y de NO enterrarlos con dignidad en tiempos revolucionarios: La muerte de los nobles guerreros o de quien fuese, desde la Prehistoria, es un aspecto que ha preocupado e intrigado al hombre a partes iguales. Ha inspirado a muchos poetas y escritores, pintores y artistas en general. Pero la mejor forma de descubrir y estudiar su admiración y respeto por uno de los procesos más duros en la vida del hombre son sus rituales funerarios. A través de estos el hombre expresa su dolor por la muerte de un ser querido y pide a su divinidad que su alma no navegue errante y Caronte los transporte en su barca.

Los protagonistas de la Ilíada y la Odisea son nobles guerreros que, a través de la muerte, obtendrán la gloria del héroe gracias al valor y al coraje demostrados en la lucha; unos funerales espléndidos y públicos colaborarán en otorgarles el kleos, la fama, que los inmortalizará en la memoria colectiva. Cabe tener en cuenta que en la Ilíada el llanto no es un signo de debilidad para el sexo masculino, sino uno de los elementos que constituyen su naturaleza heroica, siendo esta expresión del dolor una ostentación de fuerza y vitalidad. Es por esta razón que la tradición heroica del plano masculino ante la pérdida de los seres queridos perdura en la tragedia ática que permite a sus héroes la exteriorización de la pena provocada por la muerte.

Con la introducción en Troya del cuerpo de Héctor, depositado en un carro tirado por dos mulas y conducido por el rey Príamo, comienza la exposición pública del cadáver en el interior del palacio. Las protagonistas del lamento funerario son ahora las mujeres más próximas al difunto: Andrómaca, esposa de Héctor; Hécuba, la madre; y Helena, la cuñada. Homero deja claro que quien comienza la lamentación es un coro de hombres que da paso al largo canto de las mujeres. Los poemas homéricos raramente generan confusión respecto al sexo de los protagonistas, ya que el autor distingue con frecuencia el femenino del masculino.

La descripción más elaborada e impresionante de una cremación es la del funeral de Patroclo (Ilíada 18. 343-55 y 23. 12-14, 128 ss.). Primero, el cuerpo es lavado y ungido y se llenan las heridas con «ungüentos reservados». Luego es vestido y colocado sobre un lecho engalanado con un velo blanco y los aqueos guardan larga vigilia durante toda una noche de lamentación (próthesis). Después de que Aquiles haya matado a Héctor, se reanuda el ritual con los mirmidones llevando sus carros por tres veces alrededor del lecho. Luego se lleva el lecho en procesión al lugar escogido para la pira y los lamentadores se cortan los mechones de cabello y los esparcen sobre el cadáver. Se levanta una gran pira y el cuerpo, envuelto en grasa de ovejas y bueyes sacrificados, se coloca en la parte superior, expediente para acelerar la reducción del cuerpo a cenizas.

La pira no ardería propiamente hasta que llegaron fuertes vientos a la invocación de Aquiles. Luego, cuando el fuego ardía en la oscuridad, Aquiles vertió libaciones de vino y llamó al alma de su compañero muerto. Cuando el fuego se había consumido, los huesos quemados del muerto se recogieron en un cuenco de oro, cubiertos con una doble capa de grasa, tapados con una tela sutil y colocados en una urna, para ser mezclados en su momento con las cenizas de Aquiles bajo un mismo túmulo alto (Odisea 24. 77). Mientras tanto se elevó un túmulo más bajo para marcar el lugar de la pira.

La cremación era enteramente desconocida en Grecia en el período micénico, pero la inhumación era la práctica casi universal y siguió siéndolo así en muchas regiones en tiempo submicénico y protogeométrico. Excepcional caso es el de Atenas, donde la cremación fue corriente desde mediados del siglo XI a.C. En el geométrico antiguo todos los enterramientos son cremaciones, pero luego se inició un movimiento de retroceso hacia la inhumación y en tiempo geométrico tardío las inhumaciones superan a las cremaciones en proporción de cuatro a uno.

La antigua opinión de que la cremación fue introducida por los dorios no está apoyada por la evidencia arqueológica que poseemos actualmente. La tendencia a este tipo de ritual parece haber llegado de Anatolia a finales del siglo XIII y en el siglo XII. La cremación era practicada por los hititas, aproximadamente en el 1600 a.C., y parece haber sido la práctica corriente en Troya VI en la época de su devastación por un terremoto sobre el 1300 a.C. La necrópolis de Troya VII no ha sido encontrada todavía, pero podemos suponer que los habitantes mantuvieron la práctica de la cremación. Es posible que, los sitiadores aqueos de Troya VIIA adoptaran la costumbre troyana por «ser particularmente apropiado a las condiciones de la guerra en un suelo extraño». En este caso la tradición épica de que la cremación es el rito apropiado para el funeral de un guerrero, tendría base histórica. Pero hay que señalar que no se han encontrado enterramientos micénicos de ningún tipo en la Tróade.

El criterio de la cremación debis usarse con precaución. Por ejemplo, las cremaciones del cerámico son diferentes a las descritas por Homero, en el hecho de que no tienen las características homéricas típicas del túmulo y la estela. Para encontrar ejemplos de cremación con túmulo en tierras griegas, se debe descender al siglo VIII. Sus lugares geográficos están cercanos en fecha y lugar a Homero mismo y una escena como la del funeral de Patroclo puede haber sido extraída de la vida real. Pero hay una dificultad en suponer que la imagen homérica del ritual funerario se originó en el período geométrico tardío. Una opinión semejante parece dejar poco tiempo para el desarrollo de un sistema de fórmulas funerarias como el que implica la cremación. El verbo simple «enterrar» (thaptein) es parafraseado varias veces con «quemar».

Con todo esto, este testimonio debe contrastarse con el hecho de que la cremación nunca fue el ritual preferido en todas partes de Grecia al mismo tiempo. En todos los períodos la mayoría de los enterramientos parecen haber sido de inhumación, ya que Homero nunca describe explícitamente la inhumación. Algunas de sus frases como «ir bajo tierra» o «la tierra le sostendrá» se ha dicho que implican la inhumación. Pero no es una inferencia necesaria, puesto que estas frases pueden referirse al enterramiento de la urna que contenía las cenizas. Existe por tanto un elemento artificioso en la imagen homérica. No refleja por completo las costumbres de finales de la Edad del Bronce o principio de la Edad del Hierro.

La ekphorá es el traslado del difunto a la tumba. En la cerámica geométrica la ekphorá sólo se representa en tres ocasiones. Estas tres ocasiones documentan que este proceso era una procesión suntuosa y pública en la cual el ataúd era transportado en un carro de dos caballos, seguido por hombres armados y mujeres cerrando la comitiva. Si la ekphorá está poco representada, aún lo está menos la deposición del cuerpo en la tumba, que nunca aparece en los vasos geométricos y sólo una vez en los de figuras negras áticas.

La construcción de un túmulo u otro tipo de monumento funerario marcaba el inicio del final de las exequias, el período de anormalidad que seguía a la muerte, y la consiguiente restauración del orden. Éste era el momento en el que la phyche, el aliento vital, dejaba de resistirse a abandonar el cuerpo, y la sombra del difunto partía hacia el Hades, mientras sus huesos se incorporaban a la tierra.

La ceremonia concluía con la erección de una  estela en lo alto del monumento o enfrente de él, cuya función era conmemorar, de manera especial, al difunto o a la difunta, pues Homero afirmaba que las mujeres tenían también derecho a una estela (Ilíada 18. V.435), al mismo tiempo que en Esparta sólo las madres fallecidas en parto y los guerreros caídos en el campo de batalla eran dignos de ella.

Tras el retorno a la casa, se realizaba la purificación de la misma y de los familiares que habían permanecido junto al fallecido, a causa del contacto con la muerte, limpiándose del miasma mediante el uso del agua.

La congoja y el miedo frente a la muerte, fruto de su incomprensibilidad y de la impotencia humana para evitarla, generaron entre los antiguos griegos la
búsqueda de un culpable que atenuara la irracionalidad de perecer. Y el imaginario griego diseñó la figura de Pandora, la responsable de todas las calamidades que aquejan a los seres humanos. De la lectura atenta del mito griego de la creación del mundo se desprende que la existencia de los mortales no se inició con los primeros hombres, sino a partir del momento en que estos sufrieron los males liberados por Pandora, la primera mujer. Y fue a raíz de que los males se extendieron por el mundo, y con ellos la muerte, cuando los seres humanos se diferenciaron de los inmortales.

En tiempos revolucionarios, en la muerte de los enemigos políticos los cuerpos se pierden por tiempo indefinido de la malvada burocracia o son cremados como hicieron con El Picure, uno de los delincuentes más peligrosos que tuvo el país hasta el 3 de mayo del 2016,  que fue abatido en El Sombrero, Estado Guárico… 

En tiempos revolucionarios, los dolientes mueren dos veces la muerte de sus seres queridos…Luego de ser asesinados  en los peores términos y acusados de TERRORISTAS, comienza el  otro calvario: QUE LES ENTREGUEN LOS CUERPOS  y enterrarlos o cremarlos con los rituales religiosos y funerarios que consideren dignos. Los familiares de los fallecidos en tiempos revolucionarios luego de una primera muerte, les viene otra 2da muerte: NO enterrar a sus muertos o cremarlos SI así lo consideran. 

En tiempos revolucionarios venezolanos, los que tienen derecho a un funeral grandioso con ráfagas de tiros en la tradicional Parroquia caraqueña 23 de enero, son los miembros de los “colectivos” radicales afectos al Gobierno desde Chávez hasta Maduro…o los delincuentes peligrosos que toman calles y avenidas en Caracas para rendirle honores con armas de fuego y botellas de licores encima de los féretros…Y en estos funerales tanto los organismos de seguridad y policiales se apartan y se convierten nada más en espectadores,pero desde lejos en donde los malandros NO los vean…Yo presencié un  funeral así  en el 2016 y me tuve que lanzar al piso para evitar las ráfagas de tiro de los antisociales. Eso me pasó buscando comida y papel toilet en un barrio de El Valle, que igual no conseguí.

 “Sobreviviendo, a una muerte suspendida”, la profética canción que compuso Oscar Pérez, y que habla de una persona que va enfrentando a la muerte. Que tristeza me dá ver el video que les adjunto....Que en paz descanse y que vuele muy alto...No sabia que "los terroristas" tenían fundaciones para ayudar a niños con cáncer. Dicen y es cierto, q la mirada es el espejo del alma ...No encaja en el perfil d un "un terrorista".


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Fuente histórica y fotos referenciales son de Internet: